
¿Qué es la apnea del sueño?
Dormir bien es esencial para mantener una buena salud, pero para algunas personas, el descanso nocturno está lejos de ser reparador debido a una condición médica prevalente a nivel mundial conocida como apnea del sueño. Este trastorno puede provocar serias consecuencias en la salud si no se aborda de manera adecuada. Por esta razón, en nuestro blog de noticias sanitarias, nos enfocaremos hoy en desglosar los aspectos más importantes de las apneas de sueño, incluyendo sus causas, factores de riesgo, síntomas y la importancia de consultar a un especialista.
Definición y consecuencias de la apnea del sueño
En el campo de la Medicina, es crítico entender que la apnea del sueño puede afectar a personas de todas las edades, incluidos los niños, según nos comparte el doctor Miguel Mayo, coordinador de la unidad de Otorrinolaringología del hospital Ribera Juan Cardona en Ferrol. La apnea del sueño se caracteriza por interrupciones involuntarias de la respiración que ocurren durante el sueño. Estas pausas pueden durar varios segundos hasta un minuto y obligan al cuerpo a despertar brevemente para reanudar la respiración normal. Aunque estos microdespertares frecuentemente pasan inadvertidos, interrumpen el sueño profundo y reparador necesario para una buena salud. El doctor Mayo explica que la disminución del oxígeno sanguíneo provocada por la inadecuada respiración compromete tanto el descanso nocturno como las funciones vitales del cuerpo.
Clasificación de las apneas de sueño
Las apneas de sueño se clasifican en dos tipos principales:
- Apnea obstructiva del sueño: la forma más común, ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan excesivamente hasta bloquear las vías respiratorias.
- Apnea central del sueño: menos frecuente, sucede cuando el cerebro no envía las señales correctas a los músculos que gestionan la respiración.
Causas y factores de riesgo
La apnea obstructiva del sueño generalmente se debe a una obstrucción o colapso de las vías respiratorias durante el sueño. Entre los factores que contribuyen a esta condición se incluyen la obesidad, que puede aumentar la presión en las vías respiratorias; una anatomía del cuello desfavorable, como amígdalas grandes o paladar blando caído; el envejecimiento, que reduce la tonicidad muscular en la garganta; predisposiciones genéticas; y el consumo de alcohol o sedantes, que exacerban la relajación de los músculos de la garganta. En contraste, la apnea central del sueño puede estar relacionada con trastornos neurológicos o cardíacos que afectan la regulación cerebral de la respiración.
Los factores de riesgo para las apneas de sueño incluyen la edad avanzada, siendo más común después de los 40 años, aunque puede ocurrir a cualquier edad. Los hombres son más propensos a sufrirla que las mujeres, aunque el riesgo en las mujeres aumenta tras la menopausia. El sobrepeso, el tabaquismo y ciertas condiciones médicas preexistentes, como la hipertensión, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas, también predisponen a esta condición.
Síntomas de la apnea del sueño
Para identificar la apnea del sueño, es crucial prestar atención a ciertos síntomas que a menudo pasan desapercibidos porque se manifiestan durante el sueño. Estos incluyen ronquidos intensos, interrupciones observadas de la respiración, despertares repentinos con dificultad para respirar, fatiga diurna excesiva, dolores de cabeza matinales, problemas para concentrarse y cambios de humor, como irritabilidad o depresión.
Consulta con un especialista
La consulta con un especialista se hace indispensable al manifestarse síntomas como la somnolencia diurna excesiva o interrupciones observadas de la respiración durante el sueño. Un trastorno no tratado puede derivar en complicaciones severas, incluyendo hipertensión arterial, enfermedades cardíacas y cerebrovasculares, y diabetes tipo 2. Además, en niños, podría influir negativamente en su rendimiento escolar, crecimiento y conducta.
Un especialista en trastornos del sueño o un otorrinolaringólogo pueden realizar estudios diagnósticos como la polisomnografía, que monitorea las etapas del sueño, la respiración y los niveles de oxígeno en la sangre para confirmar el diagnóstico de apnea y determinar el tratamiento más apropiado.